En un mundo donde todo va a cien por hora, la idea de tomarse su tiempo en la mesa parece casi utópica. Sin embargo, una simple modificación de nuestra velocidad de alimentación podría ser la clave para una mejor salud y una silueta más delgada.
Esto es lo que revela un estudio estadounidense publicado en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, destacando los beneficios insospechados de comer despacio. La conclusión es clara: ralentizar el ritmo al que comemos no sólo nos ayuda a consumir menos, sino que también mejora nuestra sensación de saciedad. Pero los beneficios no se detienen ahí.
Pequeños o grandes bocados
El estudio fue llevado a cabo por un equipo de la Texas Christian University con la ayuda de dos grupos de 30 personas: un grupo de individuos cuyo peso se considera «normal» y un grupo de personas con sobrepeso u obesidad.
Los dos grupos primero tuvieron que comer una comida con la instrucción de no apresurarse, tomar pequeños bocados y masticar bien. En la ocasión de otra comida, los dos grupos consumieron los mismos platos pero esta vez tomando bocados grandes y tragándolos rápidamente. En ambos casos, los participantes tenían la posibilidad de comer tanto como quisieran.
Los resultados del estudio mostraron que, en promedio, las personas que comían rápidamente consumían más comida que aquellas que comían lentamente. Las personas del grupo comiendo lentamente también informaron sentirse más satisfechas al final de la comida que sus homólogos del grupo que comía rápidamente. Además, las personas de ambos grupos dijeron disfrutar su comida de la misma manera, ya sea que comieran lentamente o rápidamente.
Estos resultados sugieren que tomarse el tiempo para disfrutar de una comida puede ayudar a la gente a comer menos calorías y sentirse más satisfechos al final de la comida. Esto tiene implicaciones importantes para el control del peso, ya que comer más despacio permite a los individuos reconocer el momento en que están saciados y dejar de comer antes de hacer excesos.
Una sensación de saciedad más prolongada, pero no solo eso
Los investigadores encontraron que los participantes comían menos y consumían menos calorías cuando lo hacían lentamente (88 calorías menos para el grupo de peso normal y 57 calorías menos para el grupo en sobrepeso, en promedio). Todos los participantes declararon sentirse saciados por más tiempo y estaban menos tentados a picotear después de comer lentamente.
Si el estudio se realizó con un pequeño número de participantes, WebMD recuerda que «permite a las personas que quieren mantener la línea obtener lecciones importantes«, añadiendo: «A veces es complicado encontrar tiempo para comer adecuadamente durante un día ajetreado, pero devorar un sándwich mientras permaneces en tu escritorio no es la mejor manera de mantener el control de tu peso.» ¿En serio?
El hecho de comer lentamente tiene repercusiones positivas mucho más allá de la mesa. Este hábito tiene el potencial de mejorar nuestra digestión, de disminuir el riesgo de reflujo gástrico y de asegurar una mejor regulación del azúcar en la sangre. Además, contribuye a una mejor salud cardíaca y a la prevención de ciertas enfermedades metabólicas.
Pero entonces, ¿cómo reducir el ritmo cuando se come?
Adoptar un ritmo más lento en la mesa parece simple en teoría, pero en realidad, puede ser desconcertante al principio ya que los hábitos son difíciles de cambiar. Algunos trucos simples pueden, sin embargo, facilitar esta transición: deja tus cubiertos entre cada bocado, mastica lentamente y no dudes en hacer pausas para beber agua. Otro consejo: apaga todas las pantallas durante tus comidas para que estés concentrado en el contenido de tu plato. De hecho, mirar la televisión o el teléfono móvil engaña a tu cerebro, que no asimila de inmediato que está comiendo. El objetivo es transformar la comida en un momento de placer y relajación, en lugar de una simple necesidad biológica.
Entonces, la próxima vez que te sorprendas devorando tu almuerzo en tu escritorio, recuerda que no solo eres grosero, sino que también estás desperdiciando calorías. Comer lentamente no debe ser percibido como un impedimento, sino más bien una elección consciente a favor de una vida más equilibrada.
Tómate unos minutos para saborear tu comida y te estarás haciendo un favor a ti mismo, cuerpo y alma. Así que no te apresures… ¡reduce la velocidad y disfruta de tu comida!